El mundo es tu casa. Habitamos un planeta común, finito, renovable, circular, diverso, distribuido, conectado en un sistema de relaciones ecológicas que nos unen como parte. Invisibilizar esa unión, la ceguera ante la relación de la humanidad con la naturaleza, aumenta nuestra vulnerabilidad.
En inexsos, hace años, jugando con las palabras y diseños, nos topamos con #HeartH, que logra unir conceptos, valores y posicionamientos:
#HeartH = Heart (Corazón, centro, foco) + eartH (Tierra, tierra) + HeartH (hogar confortable y cálido)
Ni la pérdida de biodiversidad, ni el aumento de la deforestación, ni la pérdida de suelo fértil, ni la desertificación, ni el calentamiento global, ni tantas y tantas emergencias ecológicas han sido capaces de lograr lo que un virus ha conseguido: tomar conciencia global de muchas de las brechas y debilidades del sistema capitalista en el que vivimos, de cómo lo global impacta en lo local y lo local se hace global. El mundo es tu casa, tu casa es el mundo.
Hemos situado en el centro la acumulación de capital, despreciando la importancia de la diversidad de la vida, de lo humano, de los cuidados, de lo común. Gran parte de la población mundial estamos confinadas en nuestras casas, pueblos y ciudades, crece la exclusión social y la pobreza, se destruyen millones de trabajos…
Toca fortalecer y poner valor los descubrimientos positivos que muchas personas y organizaciones estamos experimentando, desde una conciencia crítica que actúe de palanca de cambio.
En esta situación de pandemia estamos siendo capaces de conectarnos socialmente, de comprobar cómo existe una red de vecindad capaz de apoyarse mutuamente en los barrios y pueblos, de poner la lupa sobre valores más humanos, solidarios y sostenibles, de experimentar la importancia de la conciliación y los cuidados, de tomar conciencia de que otro tipo de consumo más responsable es posible, de que en muchos empleos se puede trabajar más horas a distancia, de que lo público, la cultura, el deporte, el tiempo libre son esenciales para la vida, de que todas las personas podemos tener impacto positivo.
La innovación social y metodologías como el Design Thinking nos permiten poner el foco en las personas y sus necesidades reales desde la colaboración. Empatizar para descubrir juntas los verdaderos desafíos y necesidades que tenemos, definir sobre qué actuar y empezar a generar soluciones en forma de ideas a prototipar, probar, evaluar y mejorar.
Toca rediseñar el diseño hacia un diseño que sea revolucionario y radical. Si os interesa, podéis echarle un ojo a «Diseñar el mundo real. Ecología Humana y Cambio Social», de uno de nuestros referentes Victor Papanek.
Hoy, en el 50 aniversario del #DíaDeLaTierra, defendamos nuestra casa, defendamos nuestro mundo… ¡Contad con nosotras para que sea más justo, más solidario y más sostenible!